21.800 millones de dólares pagó Facebook en 2014 por la compra de Whatsapp. Y no desembolsó este alto precio por su tecnología ni por sus emoticonos… sino por los datos de los 600 millones de usuarios que tenía la plataforma de mensajería en ese momento. Hoy, dos años después, ya utilizan Whatsapp mil millones de personas. Un arsenal de números de teléfono con incalculable potencial de negocio, sobre todo desde finales del pasado mes de septiembre, momento en el que Whatsapp cambió sus condiciones de servicio y pasó a compartir los datos de sus usuarios con Facebook.
Todo esto, por si Facebook no tuviera suficiente. Según una lista recogida por TICbeat, Facebook sabe acerca de nosotros cuestiones inimaginables: desde la marca de nuestro coche al año en que nos lo compramos, pasando por el saldo medio de nuestra tarjeta de crédito o por si nos interesan fenómenos como el fútbol o el Ramadán. Esta información, de forma agregada, se convierte en el big data, una maraña de registros en la que gigantes como Facebook o Google bucean para localizar usuarios con comportamientos o circunstancias decisivos para las marcas y colocárselos a estos en bandeja… para que les puedan mostrar su publicidad mientras navegan por la web.
Lo mejor es que, a menudo, somos nosotros mismos los que proporcionamos a las empresas nuestra información, y además gratis y sin darnos cuenta. Si fuéramos conscientes, solo la venderíamos por cientos de euros. Pero la realidad es que las compañías digitales comercian con ella -legalmente- a precios de apenas unos céntimos por individuo.
¿Cuánto creemos que valen nuestros datos?
Según un estudio de Totally Money, el usuario medio pondría a sus datos un precio de 2.031 libras. Por sexos, cabe destacar que los hombres valoran sus datos un 21% más que las mujeres (2.230 frente a 1.840 libras de media); mientras que los internautas de entre 18 y 24 años son los que más cara cederían su información personal (2.152 libras). Si se tratara de poner a la venta únicamente la dirección de correo electrónico, el usuario medio esperaría percibir por ella 983 libras.
La realidad, resalta Totally Money, se aleja muchísimo de estas fantasías. En el día a día del mundo online, las compañías abonan una media de 45 peniques por cada paquete de información personal de un usuario… y apenas cinco peniques por obtener su email.
¿Cuánto valen realmente nuestros datos?
Para saber cuánto valen realmente nuestros datos personales, el Financial Times nos propone acudir a su calculadora especializada, un simulador con el que podemos comprobar si nuestra identidad es un producto jugoso -en términos comerciales- para las marcas. La aplicación se basa en características como el estado civil y/o amoroso, el tipo de trabajo, la situación familiar, las aficiones, las características del hogar, el estado de salud o los hábitos de compra para determinar si los datos de un individuo merecen el desembolso de unos cuantos dólares o de tan solo unos pocos centavos.
Con el objetivo de empoderar al usuario -y también, por qué no, de abrir un nuevo nicho de negocio- compañías como Telefónica han puesto en marcha proyectos para devolver a las personas la gestión de sus datos. En este sentido, la empresa presidida por José María Álvarez-Pallete tiene previsto presentar a principios de 2017 el prototipo de un banco de datos personal donde cada cliente pueda comprobar todos los detalles de sus servicios contratados y de sus consumos. “Nuestro objetivo es que los datos no solo sean tuyos, sino que sepas qué significan y que sepas lo que valen”, apunta Chema Alonso, responsable técnico del proyecto.
¿Por qué tienen valor nuestros datos para las empresas?
Nuestro compañero Javier Parra, responsable de Inteligencia Digital en Súmate, apunta que “tanto nuestros datos como su estudio aportan un gran valor a las compañías”. “Transformar estos datos en información objetiva, no basada únicamente en intuiciones, permite aprender, entender, razonar y formarnos una idea fidedigna de la realidad”, explica. “Para cualquier compañía es fundamental conocer mejor a sus clientes a través de los datos. Esta información, en conjunción con la propia experiencia de negocio, tiene un valor inestimable a la hora de llevar a cabo segmentaciones de mercado, estudios o análisis de la cesta de la compra, así como predicciones de ventas“, concluye Javier.