Adiós, Vine. Twitter no ha aguantado más y ha decidido dejar de destinar esfuerzos a su plataforma de microvídeos, que contaba a día de hoy con alrededor de 200 millones de usuarios. Un movimiento de ajuste que coincide con el despido del 9% de la plantilla del propio Twitter, signo de un declive del que ya alertamos hace meses en este blog.
Por lo que respecta a Vine, el comunicado oficial del cierre, colgado en Medium, apunta que el desmantelamiento será progresivo. De momento, los usuarios podrán seguir accediendo sin problemas a sus cuentas, mientras que quien quiera visualizar los vines que se han grabado hasta ahora podrá continuar haciéndolo a través de la web.
A la hora de buscar culpables, todas las miradas recaen sobre la competencia ejercida por Instagram y Snapchat, que han sabido capitalizar mejor el interés de su público en el vídeo corto y sus posibilidades. También, por qué no, hay que acordarse de Youtube: y es que muchos personajes populares dentro del mundillo del vídeo online prefieren concentrar sus esfuerzos en ser youtubers afamados que en dispersar su influencia por otras redes sociales de menor calado.
Sin embargo, el caso de Vine no es único. Y es que, desde que Internet es Internet, muchas otras redes sociales han tenido su momento de gloria para, posteriormente, cerrar o caer en el olvido. Analicemos la historia de cinco de ellas.
1. Tuenti
Tuenti nació en 2006 y vivió su época dorada entre 2008 y 2012, unos años en los que llegó a ser considerado el “Facebook español”, con más de cinco millones de usuarios. No obstante, Tuenti tenía una particularidad, y era su gran predicamento entre la población adolescente, un segmento de edad que, cuando se echó años encima, empezó a trasladar su actividad social a Facebook. Este fenómeno coincidió con la adquisición de la compañía por parte de Telefónica y el proyecto de esta de convertir Tuenti en un operador móvil virtual (OMV), un proceso en el que la red social se quedó por el camino.
El último fleco, que Telefónica solventó este mismo año, fue garantizar a los usuarios el acceso a las imágenes que subieron a la plataforma durante el tiempo en que esta estuvo funcionando (nada menos que 3.000 millones de fotografías) para que pudieran descargarlas y guardarlas como consideraran oportuno.
2. Orkut
En 2004 -antes, incluso, de que Facebook existiera-, un ingeniero de Google llamado Orkut Büyükkökten dio a conocer el proyecto en el que llevaba meses invirtiendo el 20% de su tiempo de trabajo en la compañía: Orkut, una red que constituía el debut de Google dentro del mundo de las plataformas sociales. Orkut triunfó en Brasil, donde fue hegemónica hasta 2011, y también destacó por su popularidad en India.
A pesar de esto, la presión de Facebook y la falta de habilidad por parte de Google para gestionar el inesperado éxito regional de este producto -prefiriendo invertir sus esfuerzos en Youtube y Google+- terminó dando al traste con Orkut, que anunció su cierre en 2014.
3. Hi5
Si hacemos memoria, seguro que recordaremos aquellos correos automatizados que recibíamos a menudo hace unos años -y que acababan siempre en la bandeja de spam– que nos invitaban a unirnos a una red social llamada Hi5. Por aquel entonces, Hi5, que había salido al mercado en 2003 y que alcanzó su mayor hito allá por 2007, con unos 70 millones de usuarios y una gran penetración en América Latina, aún era muy conocida; pero, poco a poco, su deriva hacia la saturación publicitaria y ciertas intromisiones en la privacidad de los inscritos (como los mencionados correos automatizados enviados a los contactos de quienes ingresaban en la red social), convirtieron a Hi5 en un sitio web de segunda.
Hoy aún es posible abrirse un perfil nuevo en Hi5… pero puede que la experiencia sea perturbadora. Para ampliar información, os invitamos a leer el revelador relato de Carlos Peña en Paréntesis sobre su regreso a Hi5.
4. MySpace
MySpace, nacida en 2003, destacó por ser la primera red social en ofrecer posibilidades de compartir contenido multimedia como imágenes, vídeos y, sobre todo, música. Precisamente este último ingrediente permitió a MySpace reciclarse y vivir una segunda juventud varios años más tarde, cuando fue comprada en 2011 por la empresa Viant y la estrella del pop Justin Timberlake.
Allá por 2008, MySpace registraba unos 76 millones de visitantes únicos mensuales. Después, la red fue decayendo, con algunos periodos de ilusorio reflote apoyado por el interés de algunos artistas y grupos musicales que decidieron divulgar su música a través de esta plataforma. En este 2016, Viant ha pasado a manos de Time Inc., editora de la revista Time, que ha visto en la compra una oportunidad para asentarse en el ámbito digital y segmentar mejor el target de su publicidad online gracias a la información que le aporta la base de datos de los usuarios de MySpace.
5. Fotolog
Publicar una fotografía al día de manera gratuita y recibir los comentarios de tus seguidores: esto era lo que ofrecía Fotolog, una de las primeras redes sociales de Internet, cuando apareció en 2002. Y solo esto bastó para conquistar a un público que empezaba a coquetear con las cámaras digitales y que tenía que molestarse en descargar sus fotografías en el ordenador para compartirlas con terceros en Internet. Una tarea que hoy, con la generalización de los smartphones, parece prehistórica, pero que en aquel momento despertaba cosquilleos de emoción en el estómago, ya que no solo estabas creando algo (tu fotografía), sino también mostrándoselo al mundo gracias a las posibilidades de la tecnología.
La comunidad de Fotolog llegó a ser muy amplia para la época (más de 20 millones de usuarios), pero pronto se vio superada por las funcionalidades de las redes sociales que llegarían a monopolizar la actividad social en Internet en la segunda década de este siglo, como Facebook o Instagram. Tras muchos años en el olvido, Fotolog cerró finalmente a principios de este año.
Al hilo de estos casos de ascenso y caída de redes sociales, Sergio Ferrer reflexiona en El Confidencial sobre que “nos hemos acostumbrado a guardar nuestras vidas en la nube sin (querer) pensar en la posibilidad de perderlo todo algún día”. Pero lo cierto es que, como vemos en las 5 historias que contamos en este post, a las que se acaba de sumar el adiós de Vine, confiar nuestros recuerdos a estos receptáculos electrónicos puede ser más arriesgado que dejarlos llenarse de polvo y dormir el sueño de los justos en una caja de cartón, allá en el fondo del desván de nuestra vieja casa del pueblo.