De un diccionario a una máquina inteligente, capaz de dar respuestas concretas a las preguntas de un usuario: esta es la pauta de evolución que se han marcado los buscadores en un futuro cercano y que va en la línea de la web semántica, una web extendida, dotada de mayor significado, en la que cualquier usuario en Internet podrá encontrar respuestas a sus preguntas de forma más rápida y sencilla gracias a una información mejor definida. Una web cuyo posicionamiento orgánico habrá que trabajar con un nuevo enfoque: el del SEO semántico.
La base de la web semántica es la interrelación entre las diferentes piezas de información existente en la red, pero no a través de una mera yuxtaposición de contenido, sino mediante la generación de capas de profundidad que dotan de mayor solidez y complejidad a los datos. Esto posibilita que el usuario pueda dar con aquello que necesita de forma concreta e inmediata y en un solo paso.
Veamos un ejemplo: supongamos que queremos buscar información sobre vuelos a Beijing. Utilizamos para nuestra consulta la expresión “vuelos a pekin”, y comprobamos que Google nos facilita fechas, precios y compañías que vuelan desde Madrid al destino que le hemos precisado. Es decir: Google es capaz de determinar nuestra ubicación y ofrecernos resultados acordes con ella, saltándonos el paso de tener que concretar la ciudad de partida.
Este detalle no es baladí, dado que acorta considerablemente nuestro proceso de búsqueda. Nos permite ir prácticamente directos a la oferta de viaje de nuestra preferencia.
Intención y contexto: pilares del SEO semántico
Según recoge Search Engine Journal, este nuevo modelo de web requiere también de un nuevo estilo de SEO: el SEO semántico, una estrategia de mejora del posicionamiento orgánico que se basa en dos pilares, intención y contexto.
- Intención. ¿Qué pretende el usuario al efectuar esta búsqueda?
- Contexto. ¿Qué rodea al usuario cuando lleva a cabo la búsqueda?
¿Cómo averigua Google información sobre el propósito y el entorno del individuo?
- Analizando su historial de búsquedas.
- Analizando el historial de búsquedas global en Internet relacionado con el mismo asunto.
- Estableciendo la ubicación del usuario.
- Examinando las particularidades de las keywords utilizadas en su búsqueda (variantes de carácter geográfico, incorrecciones ortográficas…).
¿Cómo podemos trabajar el SEO semántico?
Por el momento, además de cuidar todos los aspectos SEO tradicionales, podemos ir adecuando nuestro portal a las exigencias de la web semántica optimizando dos aspectos:
- Desambiguación lingüística. A pesar de que suene complejo, se trata, simplemente, de aportar a nuestros contenidos términos e información que contribuyan a dejar claro a Google ante qué tipo de página se encuentra. Por ejemplo, pensemos que, si un usuario busca “Salamanca” en Google, puede hacerlo con intenciones tan diversas como conocer la ubicación geográfica de la ciudad, leer sobre su historia, buscar alojamientos para un viaje o saber a qué estudios puede acceder en sus universidades. Si las páginas de nuestro sitio web reúnen vocablos del mismo campo de significado y son ricas en sinónimos, serán más fácilmente interpretables por Google y así este podrá escoger si tiene que servir como resultado un atlas, una enciclopedia, un operador hotelero o un portal académico.
- Datos estructurados. Por otro lado, podemos recurrir al marcado de nuestra web con microdatos basándonos en el estándar de Schema.org. Google permite marcar con microdatos detalles específicos de personas, productos, empresas y organizaciones, recetas, eventos y música. Lo más sencillo es utilizar el asistente de marcado de datos estructurados de Google.