En defensa del ecommerce europeo | Súmate

17 de febrero de 2017

Escrito por Juan Pina

Hace unos días la Comisión Europea salió en defensa de la libertad de comercio electrónico en el conjunto del territorio de la Unión, y anunció la apertura de tres investigaciones respecto a prácticas que limitan el ámbito territorial de las transacciones u otros aspectos del ecommerce europeo. Estas prácticas, contrarias a las directivas comunitarias y a los objetivos de la agenda digital del continente, se deben principalmente a la falta de voluntad real de alcanzar la unidad de mercado por parte de determinados gobiernos de los estados miembros. La comisaria de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager (en la foto), criticó las trabas al ecommerce transfronterizo y la discriminación de los consumidores por su residencia, discriminación ésta que algunas empresas realizan mediante la geolocalización.

En particular, las tres investigaciones abiertas por las autoridades europeas se refieren al ecommerce de:

  • Aparatos electrónicos, por la restricción deliberada de la libertad de fijación de precios por parte de los minoristas. La investigación alcanza a todo tipo de electrodomésticos, ordenadores portátiles, tablets y equipos de sonido. El problema detectado es la vulneración del derecho de los minoristas a establecer su propia política de precios, incurriendo además, posiblemente, en discriminación por establecer precios distintos para unos u otros países.
  • Videojuegos, por la imposición de claves de activación geolocalizadas que discriminan a los consumidores en virtud del país europeo donde se produjo la compra. La comisaria ha criticado la práctica del “geobloqueo”, que compartimenta el uso de determinados juegos para ordenador de manera que sólo puedan utilizarse en el país miembro donde se adquirieron.
  • Reservas de hotel, por la aplicación de tarifas distintas para un mismo servicio en función del país europeo desde el que se efectúa la contratación. La UE permite sistemas de tarificación innovadores para maximizar la rentabilidad de las habitaciones, pero siempre que no se incurra en la aplicación de precios diferentes por meras circunstancias personales como la residencia o la nacionalidad.

 

¿Unidad de mercado digital en Europa?

Las actuaciones iniciadas por la Comisión ponen nuevamente de relieve el viejo debate sobre la unidad de mercado digital en el continente, justo en el momento en que crece el temor a una posible «vertiente online» de las trabas que la Administración Trump ha anunciado respecto al comercio internacional en general. Entre las empresas investigadas en Europa se encuentran algunos de los grandes nombres de los tres sectores afectados.

Ecommerce en Europa

Desde una perspectiva favorable al libre comercio electrónico, la posición adoptada por la Comisión Europea produce sensaciones encontradas. Por un lado, es de agradecer que las autoridades de la Unión defiendan al comerciante minorista y su capacidad de establecer libremente los precios de su tienda digital. También es positivo el reconocimiento del derecho de los vendedores y compradores a operar en todo el continente como un único mercado, aunque en este sentido hay que recordar que uno de los mayores problemas es el coste disparatado de la itinerancia de datos, incluso con las nuevas normas de roaming comunitario que entrarán en vigor el próximo 15 de junio.

 

Menos regulaciones para el ecommerce

Pero, por otra parte, es necesario tener en cuenta que ha sido el fuerte intervencionismo tanto de los estados miembros como de la Unión Europea el que ha evitado o retrasado la consolidación de un auténtico mercado digital único en el continente. Al mismo tiempo, los intentos de circunscribir al ámbito europeo la libertad de comercio -recordemos ocurrencias como los “cortafuegos europeos” o los puntos de “inspección profunda de paquetes de datos en tránsito” al comunicarnos con el resto del planeta- han hecho a Bruselas perder bastante credibilidad como aliada del ecommerce.

Más allá de las inspecciones que puedan corresponder a situaciones concretas, lo que el desarrollo del ecommerce necesita es, ante todo, una importante desregulación tanto por parte de los estados miembros como de la Unión Europea, incluyendo las transacciones exteriores. Y al mismo tiempo, la competencia fiscal entre los países comunitarios puede operar como un factor positivo para el desarrollo del ecommerce, premiando a las jurisdicciones con menor carga tributaria y beneficiando por tanto al consumidor final. Aunque el IVA aplicado sea el del país comprador, el resto de impuestos intervinientes puede dar lugar a distintas bandas de precios. Si hubiera menos regulaciones y menos impuestos, los dirigentes de la UE no tendrían que lamentar el lento progreso del ecommerce europeo.

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